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He aquí por qué he estado relativamente en silencio durante la última semana. Estoy editando un nuevo libro mío (y sí, se trata de algo completamente nuevo), pero también he estado pensando y pensando. Además de cubrir el género islámico y el apartheid religioso, he estado escribiendo, casi exclusivamente, sobre el nuevo antisemitismo/antisionismo durante casi un cuarto de siglo. Puede que haya sido uno de los primeros en insistir en que el antisionismo ES el nuevo antisemitismo, y siempre estaré orgulloso de todas las consecuencias que soporté sin pensarlo dos veces. Sin embargo, ahora tenemos escritores y pensadores más nuevos, más jóvenes, más saludables, financiados o empleados, que han tomado el relevo y están haciendo un trabajo excelente. No, no voy a renunciar a mi puesto, pero sí, estoy pensando si mi trabajo sigue siendo –o no– esencial en términos de Israel, Irán, el Islam y la política exterior estadounidense.
Soy un soldado-artista de palabras civil sin financiación y sigo, sigo.
Se necesitan muchas horas todos los días para mantenerse al día con todas las noticias, los artículos de opinión, la propaganda y muchas más horas para investigar más y escribir algo útil, un análisis, un punto de vista, que pueda ser único o al menos importante. ¿Podría dedicar las mismas seis a ocho horas todos los días a trabajar en algo que me necesita más? Algún tema que le espera a un pensador pionero, o ¿debería escribir más libros nuevos?
Un libro en el que estuve trabajando hace 54 años y que publiqué hace 52 años acaba de venderse en China en edición de bolsillo y en edición Kindle. Me refiero a “Mujeres y locura”, que también ha sido traducida al japonés, coreano, hebreo y farsi (una edición pirateada), así como a muchos idiomas europeos.
Quizás algo que escriba ahora tenga vida en el extranjero dentro de cincuenta años. ¿No sería eso algo?
¿Qué crees que debería hacer?