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“One-Man Nutcracker”, una versión ingeniosa e irreverente del clásico ballet navideño, regresa al teatro The Drake en Center City esta semana. Ahora en su quinto año, esta producción poco convencional está en camino de consolidar su lugar como una tradición poco convencional de la temporada navideña.
El creador e intérprete Chris Davis deconstruye la historia clásica en un viaje personal, con chistes. Aunque no es el clásico “Cascanueces” que el público podría ver interpretado por el Ballet de Filadelfia a dos cuadras de distancia, en la Academia de Música, dice que satisface los mismos requisitos básicos.
«‘El Cascanueces’ es en gran medida un fenómeno estadounidense», dijo Davis. Llevó el espectáculo a un festival alemán a principios de este año.
“Es como si tuvieras que conseguir una media, ponerla sobre la chimenea e ir a ‘El Cascanueces’. Tienes ponche de huevo y debes ver ‘El Cascanueces’. Está en la lista”, añadió.
Cuando Davis estrenó el programa por primera vez en 2019, parte del humor provino del espectáculo de ver a un hombre de 37 años con poca experiencia en danza abrirse camino a tientas mediante incómodos movimientos de ballet.
Pero algo curioso sucedió en el camino a la Tierra de los Dulces: cinco años después, Davis se ha tomado en serio la danza. Toma clases de ballet a diario, su cuerpo es más delgado y ágil y sus movimientos son más elegantes.
“La primera realmente fue sobre este tipo que realmente no puede hacerlo, pero lo intentará. Ahora tengo algunas de las habilidades”, dijo. “Este espectáculo, honestamente, es mucho más difícil que el espectáculo que hice antes porque estoy tratando de hacer que el ballet sea respetable. La primera vez que lo hice fue más por un efecto cómico”.
El otoño pasado, Davis estrenó otra comedia inspirada en el ballet en el Festival Fringe de Filadelfia, “The 40 Year-Old Ballerino”, en la que demostró cómo utilizó una disciplina de danza para superar vicios como el alcohol, la televisión y un obstáculo personal: la discriminación por edad. Mientras que la mayoría de los grandes bailarines de ballet comenzaron siendo niños muy pequeños, puede parecer una quimera para alguien que llega a los 40.
“Cuando empiezas, cuando tienes 30 años, a hacer una forma de arte físico, piensas: ‘Oh, el tiempo pasó’”, dijo. “Pero luego te das cuenta de que eso no es cierto para nada. Siempre tienes tiempo para probar algo y cambiar”.